
Bien que lo anticipó la semana pasada Jesús –Sesma Suárez, claro, no el de arriba, eh–, que en el Congreso capitalino andaba suelto el Diablo. Y tenía razón.
Sin embargo, no adelantó, es que los diputados locales estaban por escenificar su propia pastorela, donde Satanás hizo de las suyas y mostró el verdadero rostro de los legisladores, sobre todo de las finas y recatadas damas, representantes populares.
Y todo por la aprobación de la reforma que extingue al Instituto de Transparencia (Info CDMX), que, a decir de la diputada local del PAN, Daniel Álvarez Camacho, “es una vil traición de Morena, porque no respetó el acuerdo”, lo que provocó la toma de tribuna, golpes, empujones, jaloneos de cabellos y otras muchas “linduras” del sexo que ha demostrado que ya no es tan débil, entre legisladores del blanquiazul y guinda.

La violencia provocó que la 4T y aliados anunciaran que cambiarían de sede, al salón “Benito Juárez”, del inmueble del propio Congreso local, ubicado en el Zócalo capitalino, donde la poderosa sobrina de la coordinadora de Morena, impidió el acceso a los reporteros, “¡porque así lo decidimos!”, gritaba a cuanto comunicador le pedía una explicación o de quién fue la orden.
Empero, cuando ingresaron los diputados locales del PAN y PRI a esa sede alterna, resultó que los morenistas y aliados no estaban, por lo que los de la oposición regresaron a toda prisa al Antiguo Palacio de Donceles, pues sabían que los del partido oficial les harían una “chicanada”, para aprobar el dictamen que desaparece el INFO CDMX.
Y tenían razón, una vez que regresaron al recinto, los morenistas formaban una valla para impedir que los “rijosos” panistas y priistas volvieran a tomar la tribuna y, en consecuencia, retornara la violencia. Esto provocó que panistas y priistas decidieran abandonar el salón de Plenos, para no regresar.

Ante ello, Morena y aliados, ya relajados y sin que alguien se los impidiera o criticara, el presidente de la Mesa Directiva, Jesús Sema Suárez, del PVEM, ordenó a la secretaria, Cecilia Vadillo Obregón, de Morena, levantar el voto de los presentes.
Fue así como pusieron la última lápida al INFO CDMX, pues con 45 votos a favor, cero en contra y cero abstenciones, el Congreso local desapareció el organismo de transparencia.
Cabe destacar que por acuerdo de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), antes de iniciar el análisis del Paquete Económico 2026, discutirían tres dictámenes: el primero, sobre reformar a la Ley del Sistema de Seguridad Ciudadana; segundo, sobre reformas a las leyes de Establecimientos Mercantiles y de Turismo, presentada por la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina. Ambas fueron aprobadas por unanimidad.

Entonces, al filo de las 12:20 horas, subió a tribuna la panista Daniela Álvarez, para presentar el dictamen que desaparece al INFO CDMX, aprovechó, además, para acusar a Morena de “traicionar” los acuerdos, y entre gritos y rechazo de los morenistas, anunció que su partido no aprobaría “esta insensatez y abuso”.
Con el apoyo de sus compañeros de sector y de partido, junto con los dos diputados del PRI, anunció que tomarían la tribuna, “hasta hacer entender a Morena que no toleraremos esta traición”, por lo que la priista, Tania Larios Pérez, pidió una moción suspensiva, con el intento de que el dictamen regresara a comisiones.
Para ese momento, los 15 legisladores del PAN y los dos priistas, se habían apoderado de las escalinatas y la parte baja de la tribuna, con cartulinas que en su mayoría decían: “Morena mata instituciones”, por lo que Daniela Álvarez advirtió que permanecerían en ese lugar, hasta que la 4T retire el dictamen del orden del día.

Esto provocó que el Diablo soltara latigazos, pues la panista denunció que en comisiones acordaron que si bien el INFO CDMX sería desaparecido, lo conveniente sería que conformaran un órgano colegiado de transparencia, integrado por tres personas, “pero ahora por la mañana me enteré que Morena rompió acuerdo y metió una reserva, a fin de que sólo fuera una persona; es decir, que este órgano quedará en manos de la Secretaría de la Contraloría, lo que convertiría a su titular –Nashieli Ramírez–, en un ‘súper contralor’. Y eso es una burla, una verdadera cochinada”, acusó.
Entonces la coordinadora de Morena, lejos de buscar una solución, azuzó a sus muchachas a recuperar la tribuna, por lo que, entre empellones, amenazas y cordiales saludos a sus progenitoras, entre otras linduras, las morenistas hicieron del lado a los caballeros panistas, para subir a la Mesa Directiva, donde Jesús –en abierta posición de su tocayo, el hijo del Supremo–, pidió a las finas y bien portadas damiselas comportarse, pero nadie lo escuchó.
Las muchachas de “ya saben quién”, fueron directamente contra Daniel Álvarez, quien estaba parada al lado derecho de Jesús –el del Congreso, eh, conste–, quizá con la esperanza de que no sería tocada y mucho menos retirada de su cruzada. Estaba equivocada.

A su lado, comenzó a gritarle y a empujarla la vicepresidenta de la Mesa Directiva, Yuriri Ayala Zúñiga, de Morena, diciéndole algo, seguramente, bonito, lo que provocó creciera el enojo de la panista, quien le dio un codazo. Esto provocó que la morenista le diera un sape, por lo que Daniel acrecentó sus codazos.
Ante ello, Yuriri la tomó de los cabellos para jalonear a la panista. En eso, salió en defensa de su compañera Claudia Pérez Romero, casi del mismo tamaño y peso de la morenita, quien hizo lo mismo contra la morenista: la tomó de los cabellos y comenzó a jalonearla.
En eso, salieron en su defensa las morenistas: María del Rosario Morales Ramos –que no sabrá leer en tribuna, pero mostró ser buena para los golpes–, Valeria Cruz Flores y Erika Rosales Medina. Aunque estas dos, como se aprecia en los videos, no participaron en la agresión de doña Claudia, sino que intentaron separarlas.
Empero, otra de sus compañeras morenistas: Cecilia Vadillo, secretaria de la Mesa y presidenta de la Comisión de Igualdad y Género –es decir, supuestamente para defender a la mujer–, aprovechó la confusión y los jaloneos de greñas, para golpear en los riñones a la panista, quien ya no veía de dónde venía la agresión, pues Yuriri no hacía el menor intento de soltarle los cabellos.

Todo este borlote de jaloneos, empellones y golpes, lo aprovechó la priista Tania Larios, para poner un sillón de la curul más cercana y escalar al área de sonido, donde una vez que logró ingresar, comenzó a arrancar cables y apagar botones, al grado que dejó inservible por casi dos horas el servicio, por lo que los legisladores tuvieron que utilizar micrófonos y bocinas independientes, hasta que fue normalizada la situación.
En tanto, en el otro extremo, en la parte baja de la tribuna, los opositores: Mario Sánchez, del PAN, y Omar García, PRI, retaban a golpes a los morenistas: Pedro Haces y Gerardo Villanueva, luego de que el del tricolor jaloneó a Brenda Ruiz, vicecoordinadora de Morena, y de que Villanueva manoseó, literalmente, por todo el cuerpo a la panista Frida Guillén. De todo existen videos, que circularon todo el día de este fatídico lunes.
Es de resaltar que Daniela Álvarez, llevaba cerca de un mes de no asistir al Congreso, por una fractura del pie derecho. Pese a ello, llegó en silla de ruedas y bastón. Aunque la adrenalina, le ayudó a pararse y olvidarse por el momento de la molestia, y hasta se dio tiempo de enfrentar a la “grandota”, Yuriri Ayala, quien la supera en tamaño y peso; pero la panista no se amedrentó y enfrentó a la morenista, a quien nadie lograba controlar.
Una vez que retornó la mesura, aunque morenitas y panistas seguían lanzándose miradas retadoras, Sesma Suárez bajó de la Mesa Directiva para dialogar con la líder morenista, quien no se cansó de provocar a sus legisladoras para bajar, como fuera, a las del blanquiazul, quienes se mantuvieron firmes, como soldados –o más bien, soldadas–, a fin de buscar una solución.

Además, a todos extrañó que el panista, Ricardo Rubio Torres, quien durante las dos legislaturas pasadas se caracterizó por su fuerte carácter, en esta ocasión mantuvo mesura e, incluso, intentó calmar los ánimos tanto de sus compañeras como de las morenistas; hasta parecía un apóstol de Jesús –Sesma, claro–, o un mesías tibetano, porque a todos los invitaba a la paz. De verdad que a todos desconcertó o, bien, por fin, logró alinear sus chacras. Ya no es el mismo.
Una vez que Sesma y la señora “X”, se pusieron de acuerdo, anunciaron a los cuatro vientos que irían a una sede alterna, y el salón “Benito Juárez”, del Zócalo, era lo ideal.
Pero todo resultó una trampa para despistar a los panistas, pues en realidad los diputados de la 4T nunca se trasladaron a dicho auditorio, pues decidieron esconderse en oficinas del Antiguo Palacio de Donceles o muy cerca de ahí.
La jugada, que les funcionó, era engañar a panistas, priistas y reporteros, para que también se trasladaran al recinto alterno de Plaza de la Constitución 7 y así liberar la tribuna del Congreso capitalino.
La oposición regresó a cuentagotas al recinto, pero todo fue en vano, ya los morenistas formaban una valla, para impedir que la tribuna volviera a ser tomada.
De ahí que los coordinadores del PRI y PAN, Tania Larios y Andrés Atayde, respectivamente, advirtieron que presentarán denuncias penales contra quienes resulten responsables, por las agresiones de las cuales fueron objeto durante la toma de la tribuna. Los morenistas anunciaron lo propio.
Una vez que panistas, priistas y hasta los tres legisladores de Movimiento Ciudadano, que se mantuvieron ajenos al enfrentamiento, fiel a su costumbre de no trabajar, decidieron apoyarlos para abandonar la última sesión ordinaria de este lunes, por lo que Morena y aliados no tuvieron problema alguno para continuar con la discusión del Paquete Económico 2026.

Así, a las 20:40 horas, Sesma Suárez, entre vivas, gritos y “¡si se pudo! ¡si se pudo!”, concluyó los trabajos de los dictámenes del Código Fiscal y las leyes de Ingreso y Egresos para el próximo año en la Ciudad de México, cuyas iniciativas fueron avaladas por unanimidad, con 45 votos a favor, cero en contra y cero abstenciones, pese a que el PAN y PRI, presentaron 81 reservas –10 al Código Fiscal, cinco a la Ley de Ingresos y 66 de la Ley de Egresos–, pero ninguna fue presentada en tribuna.
Definitivamente, la sesión de este lunes en el Antiguo Palacio de Donceles en realidad resultó ser una mal escenificación de la pastorela, pero esta vez sus actores –o sea los queridos diputados–, no siguieron a la Estrella de Belén, sino que sacaron a relucir todos sus pecados mundanos, como la irá, la envidia y se dejaron llevar por el canijo Diablo.
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