
La filosofía del Taller Huachinango evoluciona, para crear un lugar donde todos los artistas puedan crear arte en comunidad y en el que “quepamos todas” las expresiones, comentó Jorge Tanamachi, creador de esa actividad.
“Hemos entendido que la sabiduría es aprender a escuchar al otro, a conciliar, a hacer cuentos en común, a descubrir que el ego es el gran enemigo”, sostuvo el artista.
Relató que hace 10 años, el Taller Huachinango se ideó como un espacio cultural, con el objetivo de fomentar el ímpetu juvenil, para hacer una aportación a la comunidad, mediante el arte.
“Es verdad que estábamos casi recién salidos de la Facultad de Artes. Probablemente las ideas que teníamos eran ingenuas y aún no cortábamos el cordón umbilical que nos unía a la Universidad”, sostuvo el artista.
Explicó que el taller inició con tres pilares: Comunidad, Trabajo y Amor, lo cual podría concretarse realizando arte público, cursos y talleres, para crear un espacio de resistencia y disidencia, desde el cual podríamos cambiar el mundo, o al menos oponernos a la violencia y los individualismos.
“A partir de entonces, nosotros mismos hemos tenido encuentros y rupturas, dificultades para enlazar nuestra historia de vida con las historias de otros. Hemos tenido dudas sobre la capacidad del arte para cambiar el mundo. Tal vez fuimos muy ingenuos. Tal vez el arte no era una herramienta tan potente como se nos antojaba”, se cuestionó el artista.
Recordó que al cumplir una década este Taller Huachinango, “nos invita a la reflexión, pero no fuimos ingenuos, es esta una parte del camino que elegimos, una lección fundamental en nuestros tiempos: compartimos mundo, pero cada quien vive y cuenta su propia historia”, describió el líder de este movimiento artístico.
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