
Una vez que el secretario de la Mesa Directiva del Congreso local, Fernando Zárate Salgado, cantó: “Diputada, hay 61 votos a favor, cero en contra y cero abstenciones”, la presidente de la misma, Martha Ávila Ventura, con el rostro enrojecido y descompuesto, mostró una papeleta en la mano derecha que decía: “Puto el que lo lea”, por lo que reclamó:
“Quisiera hacer… no sé cómo llamarlo, un extrañamiento a todas las diputado y diputadas, porque fueron los únicos que pusieron su voto en la urna y no se vale esto que hizo algún diputado y que debe de saber quién lo hizo. Nada más para que quede un antecedente, diputadas y diputados, que todos nos merecemos respeto y que esto no se vale. No se sabe quién fue, pero ustedes sí saben quién lo hizo”, sostuvo con el rostro enrojecido.

Esta acción ocurrió a las 12:11 horas, una vez que los legisladores presentes y con la ausencia de cinco de ellos, cuatro de Morena y una de Movimiento Ciudadano: Víctor Hugo Romo Guerra –no “de Vivar”, como ahora se hace llamar–, Yuriri Ayala Zúñiga, Gerardo Villanueva Albarrán y Elizabeth Mateos Hernández, así como Patricia Urriza Arellano, el pleno aceptó acatar el mandamiento judicial sobre el cambio de uso de suelo de Montes Apalaches 525, colonia Lomas de Chapultepec, en la tercera sección del Bosque de Chapultepec, a través de una votación “por cédula”.
Antes, a las 11:50 horas, Ávila Ventura pidió al secretario de la Mesa, nombrar a cada uno de los legisladores presentes, para que depositaran en la urna transparente su sufragio, acción que realizaron los representantes popular sonrientes y posando para las cámaras fotográficas y video los representantes, como si fueran estrellas del cine y televisión.
Sin embargo, durante el conteo, personal de servicios parlamentarios y el propio secretario, Fernando Zárate, de Morena, detectaron el “recadito”, que no venía escrito en algún voto, sino en una hoja distinta, lo que les causó algunas risas irónicas entre los legisladores, técnicos y demás personas presentes en la singular sesión ordinaria de este miércoles.
El papel traía escrito la grosería, el cual fue entregado a la presidenta de la Mesa Directiva, Martha Ávila, quien al leerlo apretó los labios y desde la tribuna, con el rostro enrojecido, manifestó su inconformidad por la falta de respeto.
Pero lejos de identificar al responsable de esa falta de respeto, sin borrar la risa, todos los presentes voltearon a verse unos a otros, sin dar con el responsable. Aunque luego, la mayoría, enfocó su mirada en el diputado local del PAN, Ricardo Rubio Torres, quien desde antes de la votación externó su desacuerdo por la resolución que tomó la Junta de Coordinación Política (Jucopo).
Empero, el panista lejos de aceptar su responsabilidad, porque realmente no había forma de acusarlo, se sumó a la burla.
Una vez superado el trago amargo de la “grosería”, la propia presidenta de la Mesa Directiva, externó: “Ante ello, se aprueba el acuerdo de la Jucopo, con lo que se da respuesta al mandamiento judicial correspondiente. Túrnese a la dirección Jurídica del Congreso de la Ciudad de México, para que le de cause legal al ordenamiento”.
Ante ello, el Congreso capitalino dio cumplimiento a la sentencia de amparo del juzgado IV de Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México, quien les ordenaba votar el cambio de uso de suelo de este espacio de cinco mil metros cuadrados.
De allí que los diputados, a través de su voto en cédula, decidieron restituir el uso de suelo que correspondía a “área verde (AV)” que tenía desde 1987, y es que actualmente era “área natural protegida”, establece el acuerdo.
“En consecuencia, se restituye el uso de suelo referido previamente, en cumplimiento de la ejecutoria mencionada y de la resolución incidental de fecha catorce de abril de 2016”, señala el acuerdo de la Jucopo.
Con esto, el órgano legislativo evitó que la inmobiliaria TREPI, SA, lograra que el suelo de este predio fuera cambiado a habitacional, pues en esa área buscaba construir vivienda de lujo en esta zona verde.
Incluso, antes que la presidenta de la Mesa Directiva diera por concluida la votación “de cédula”, el panista Ricardo Rubio pidió el pase de lista de nominal, pues le parecía extraño que “si bien la secretaría contabilizó 61 votos, veo varias curules vacías, por lo que pido rectificación de quórum”, externó desde su lugar.
Ante ello, Ávila Ventura ordenó a Zárate Salgado proceder al pase de lista, por lo que quedó confirmado que de nueva cuenta, igual como lo hizo en la votación sobre el dictamen de prohibir las corridas de toros con sangre, Víctor Hugo Romo Guerra –no “de Vivar”–, no asistió, lo mismo que sus compañeros de sector y de partido: Yuriri Ayala Zúñiga, Gerardo Villanueva Albarrán y Elizabeth Mateos Hernández, así como Patricia Urriza Arellano, de Movimiento Ciudadano.
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