Sobrina de líder de Morena, es la que realmente manda en el Congreso local

Nadie sabe en realidad qué cargo ocupa en la III Legislatura del Congreso local, sólo que es sobrina de la coordinadora de Morena, Xóchitl Bravo Espinosa. Aunque nuestra “garganta profunda” nos reveló que Izchel Silva Espinosa, tiene plaza de Técnico Operativo de Confianza (TOC) 15, con un salario bruto mensual de 30 mil 524 pesos con 52 centavos –neto mensual 25 mil 161 pesos con 79 centavos–, aunque también recibe cuatro mil 500 pesos de vales y está adscrita a la Oficialía Mayor. Sin embargo, es tal el poder de esta mujer que es la que decide qué entra o no al orden del día de las sesiones ordinarias y de la Comisión Permanente. Y aunque ningún secretario técnico de los siete grupos y dos asociaciones parlamentarios, sabe en realidad el cargo que desempeña, tienen la consigna de sus jefes de reportarse con ella. Como es obvio, hay molestia de los técnicos, abogados en su mayoría y especialistas en derecho parlamentario, cuando esta “pelirroja” –en algunas ocasiones, pues en otras trae el cabello rosa, naranja o de otro llamativo color, por lo que tampoco se conoce el color real de su cabellera–, hace labores coordinador técnico de Morena, sin serlo. Lo que más sorprende es que hasta los propios coordinadores y vicecoordinadores le rinden pleitesía a esta mujer, mientras su tía, literalmente, se ha desentendido de esos asuntos y funge como mero objeto de aparador, pues la sobrina es la que hace y deshace en el Antiguo Palacio de Donceles. ¿Quién no quisiera tener una tía como esa? ¿A poco no? Así las cosas en el Antiguo Palacio de Donceles y de la pantomima.

Brugada viola la Constitución local y no manda su Programa de Gobierno

Alguien debería decirle a la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, que en la Ciudad de México existe una Constitución y a la cual juró respetar y hacerla respetar. Esto viene al caso, porque de nueva cuenta incumple su mandato, ya que tenía que presentar su Programa de Gobierno en los primeros tres meses del año. El problema es que ya está por cumplirse el término legal y nada ha entregado al Congreso capitalino. Lo que más molesta –a los diputados, claro, sobre todo a los de oposición, porque los de Morena ni se han enterado que existe una Constitución Política en la Ciudad de México, pues para ellos su ley es la que existe en la capital y en el país–, es que ya mandó a su secretario de Gobierno, César Arnulfo Cravioto Romero, a decir que mandará uno provisional. Y como era de esperarse, los legisladores morenistas sin decir nada y fiel al cacicazgo de su coordinadora, Xóchitl Bravo Espinosa, aplaudieron todo y aceptaron el ofrecimiento, sin considerar que la acción viola abierta y descaradamente la Constitución local. Lo que sorprende es que la propia doña Clara fue integrante del Constituyente que conformó la Constitución que ahora olvida. Pero así es este partido que “no miente, no roba y no traiciona”, pero si olvida y viola.

Jefe de Resguardo del Congreso local de nuevo puso en riesgo la seguridad

Confiado en la protección y total apoyo que le brinda su “madrina”, la vicecoordinadora del Partido del Trabajo (PT), Miriam Saldaña Cháirez, el director de Resguardo del Congreso capitalino, Camilo Ganech Ramírez García, de nueva cuenta puso en riesgo la seguridad del recinto parlamentario, al permitir el ingreso de cuanta gente llegó, diciéndose integrante de las comparsas de los ocho barrios de Iztapalapa, invitados por la petista para una conferencia de prensa. El problema, es que este sujeto –Camilo Ganech, de verdad así se llama, no es apodo–, como no cuenta con la preparación y capacidad para el cargo, ignora que para este tipo de acciones, debe informar a la Mesa Directiva, lo cual, obviamente, no hizo. Confió más en la orden de su “madrina”, que también le importa poco el Reglamento, para despacharse con manga ancha y permitir el ingreso al Antiguo Palacio de Donceles a decenas de personas, que andaban como Juan por su casa, en el salón de Plenos y todas las instalaciones del recinto. Como era de esperarse, cuando la presidenta de la Mesa Directiva, Martha Ávila Ventura, pidió una explicación sobre la cantidad de gente que estaba en el recinto, el personal de resguardo se concretó a informarle que así lo ordenó su director, Camilo Ganech –les juro que así dice llamarse–, al que, como es su costumbre, nunca se le ve pero da órdenes de donde está. Rara vez se aparece a trabajar, pero aun así la vicecoordinadora del PT protege, sin considerar el peligro en que pone a los diputados y demás personal.


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