El grupo pro taurinos, querían sangre y la consiguieron. Aunque no fue de los toros de lidia, sino de un mando policial, al que le rompieron la nariz de una patada, por impedir que ingresaran al Antiguo Palacio de Donceles, para evitar fuera aprobado el dictamen de las corridas de toros “sin violencia”.

Prácticamente, los granaderos con sus escudos y toletes se echaron un “capote” y dieron la “puntilla” a un grupo de aficionados y defensores de las corridas de toros, pues al terminar la sesión ordinaria en el Palacio Legislativo de Donceles, cerraron la vialidad de Eje Central y Tacuba, para exigir la liberación de tres de sus compañeros, acusados de agredir al uniformado.

Los detenidos son: “los picadores” y hermanos, Cesar y Daniel Morales, así como del “matador”, Jacobo Solís, quienes armaron una trifulca en las escalinatas de la sede del Congreso local, al intentar ingresar por la fuerza al recinto legislativo, para exigir la cancelación de la ley que prohíbe las corridas de toros sin violencia.

Así, entre empellones, amenazas y recordatorios familiares, la policía apostada en las inmediaciones del recinto Legislativo, intentaron calmar los ánimos de los rijosos, que parecían toros de lidia en faena, ya que soltaban golpes a diestra y siniestra y embestidas violentas, y como si fueran banderillas y capotes, los policías hacían de todo para calmar a los manifestantes.

En su defensa, la Policía Metropolitana de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) capitalina informó, a través de un comunicado, que durante el despliegue, las personas que realizaban una manifestación y expresión pública, trataron de ingresar por la fuerza a las inmediaciones del lugar, lo que generó un forcejeo, que dejó a un mando policial con probable fractura de nariz, quien fue trasladado a un hospital; por lo que fueron detenidos tres sujetos y trasladados ante las autoridades ministeriales por las lesiones causadas.

Empero, como los ánimos estaban muy encendidos, igual que las corridas de toros, los inconformes no se calmaban, pese a que obtuvieron su ansiada sangre, por lo que decidieron bloquear el Eje Central y Tacuba, para exigir la liberación de los detenidos.

Pese al intenso y sofocante calor, sin importarles los daños colaterales ocasionados a los ciudadanos, durante casi cinco horas los inconformes cerraron la vialidad en esa zona, para jugar a “los toros” y simular faenas, mientras los policías los mantenían cercados viendo a los toros desde la “faena”, hasta que finalmente hubo alguna negociación, para dejar en libertad a los rijosos, quienes, al parecer, fueron sacados en hombros de la agencia del Ministerio Público.


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