
Desde que subió a tribuna el diputado local de Morena, Víctor Hugo Lobo Rodríguez, presidente de la Comisión de Normatividad, Estudios y Prácticas Parlamentarias, para presentar el dictamen para reformar la Constitución capitalina, a fin de modificar la Ley Orgánica y el Reglamento del Congreso capitalino, se preveían problemas. Y así fue.
Por ello, a las 13:41 horas, la presidenta de la Mesa Directiva, Martha Ávila Ventura, de Morena, dio por terminada la sesión ordinaria de ese martes, “por falta de garantías”, debido a que los legisladores del PAN y PRI tomaron la tribuna y amenazaron con no dejarla, por la “ilegal interpretación” que le dio la morenista a la Constitución de la Ciudad de México.
Sin embargo, el enojó de la oposición comenzó por la exposición de “Lobito”, quien destacó que el dictamen de su Comisión, “es para la aprobación de reformas a la Constitución Política de la Ciudad de México”, pues facilita a Morena hacer cualquier cambio con la mayoría calificada de los diputados presentes en el Pleno y no de los 66 legisladores.
Es decir, por ejemplo, si hubiera 34 diputados en una sesión, a la 4T le bastarían 23 para alcanzar esa mayoría y aprobar cualquier reforma constitucional. Por lo que, con esta reforma, Morena ni siquiera necesitaría de sus aliados del PVEM o del PT para alcanzar la mayoría calificada.
El problema es que la Ley Orgánica y el Reglamento se contraponen. Mientras la primera, establece lo mismo que la Constitución, de que para aprobar dictámenes ante el Pleno se requieren las dos terceras partes del total de integrantes de legisladores –es decir, 44 diputados–; el segundo, señala que para esta aprobación bastara la mayoría simple; es decir, de los diputados presentes.
Tal situación no ha sido analizada o discutida por los legisladores, cuyos técnicos no se han percatado el conflicto que genera –y continuará generando–, esta diferencia entre ambas normas.
Sin embargo, al momento de la votación, el secretario de la Mesa Directiva, Fernando Zárate Salgado, cantó “41 votos a favor y cero en contra”, por lo que la presidenta de la Mesa, Martha Ávila, dio por “aprobado el dictamen en lo general, debido a que hay más diputados presentes, pero no quisieron votar”, aunque antes regañó al secretario por no dar el tiempo suficiente para que completaran los votos.
Ante la actitud “violenta” de los legisladores del blanquiazul y tricolor, que le gritaban desde su curul que infringía la Constitución, la presidenta de la Mesa Directiva pidió la asesoría del coordinador de Servicios Parlamentarios, Alfonso Vega González, para darle la vuelta a la oposición.
“Lo que se plantea aquí, es que los que no votaron no están presentes. Entonces (la votación) es por los presentes y, por lo tanto, se aprueba el dictamen en lo general y los artículos no reservados en lo particular”, reiteró Martha Ávila entre abucheos y reclamos.
Luego, Ávila anunció que su compañera de Morena, Valentina Batres, subiría a tribuna para presentar una reserva al dictamen, con la cual pretendían eliminar otro candado, el cual establece que las reformas constitucionales no se pueden aprobar en el mismo periodo de sesiones en el que se presenta la iniciativa.
La presidenta de la Mesa ignoraba la petición que desde su curul hacía el panista Diego Garrido, para tomar la palabra. Fue entonces que los diputados del PAN y PRI decidieron levantarse de sus curules y corrieron para tomar la tribuna del Congreso local.
En el camino, Valentina Batres se hizo a los empujones con la panista América Rangel, quien intentó cerrarle el paso para que no subiera a tribuna. “¡Fíjate, pendeja!”, reclamó la morenista a la panista, quien la ignoró y continuó su carrera hacía la tribuna. Luego, “Violentina” Batres –fiel a su costumbre de que agrede y luego se hace la víctima–, acusó que fue agredida por la panista.
Fue entonces que la coordinadora de Morena, Xóchitl Bravo Espinosa, intentó subir a la Mesa Directiva, pero al serle impedido el paso por los panistas, se conformó con pararse abajo de la tribuna, para reprocharle a América Rangel su actitud, por lo que ambas se hicieron de palabras.
El reloj marcaba las 13:16 horas, cuando panistas y priistas tomaron la tribuna, ignorando también a la presidenta de la Mesa Directiva, quien insistía en que se comportaran y dejaran continuar con la sesión. Pero la situación ya era incontrolable.
Así, entre gritos e insultos de ambos bandos, la situación se prolongó por varios minutos. Los morenistas desde las curules acusaban a los panistas de traidores y ladrones; desde la tribuna los del PAN calificaban de invasores y mentirosos a los de la 4T, aunque para ello utilizaron un megáfono, dado que les fue quitado el sonido.
Martha Ávila, con micrófono abierto de la vicepresidenta, tomó la palabra para acusar que también fue víctima de agresión por parte del diputado de PAN, Diego Garrido, quien le arrebató el micrófono que le corresponde a la presidenta de la Mesa, cuando en realidad quien lo hizo fue la coordinadora del PRI, Tanía Larios Pérez.
–¡Sí le grito y usted no me grite tampoco! ¡Y bájese de la tribuna, porque no tiene derecho de estar ahí, porque yo no se lo he dado!–, le dijo furiosa Martha Ávila a Daniela Álvarez, del PAN.
Como la del PAN no dejaba de increparla, la presidenta de la Mesa le ordenó: “¡Entonces cállese usted! ¡Cállese! ¡Hay, usted ha de ser muy educada!”, reclamó la morenista.
Luego, Ávila Ventura pidió al “regañado” secretario de la Mesa, leyera el artículo 335 del Reglamento del Legislativo, donde señala que las reformas a la Constitución, sobre la Ley Orgánica y el Reglamento del Congreso, “deben aprobarse por las dos terceras partes de los diputados presentes”.
Empero, ya de nada sirvió. La sesión del Pleno estaba totalmente descompuesta. Predominaba el desorden en el salón de sesiones. Todo eran gritos, insultos, descalificación, amenazas entre los bandos.
Toda esta polémica quedó en suspenso, con un dictamen aprobado a medias. De allí que Martha Ávila anunció que suspendía la sesión del Pleno, pues dijo que no existían condiciones para continuar, no sin dejar de anunciar que los diputados del PAN serían amonestados, lo que causó risa entre los presentes.
Entonces, la morenista tomó su bolso y bajó de la Mesa Directiva furiosa, al grado que cuando su coordinadora intentó detenerla, tomándole el brazo, Martha lo retiró violentamente y algo dijo, que nadie escuchó.
A las 13:41 horas, concluyó una pelea más que, por como va la situación, pronto ocurrirá una desgracia, porque cada vez crecen las agresiones.
Minutos después, cuando los diputados de Morena y aliados ya habían abandonado el salón de Plenos, hizo su aparición Izchel Silva, sobrina de Xóchitl Bravo, para hablar con los panistas y priistas, garantizándoles que el próximo jueves el controvertido dictamen será bajado y regresado a la Comisión.
Además, la sobrina “incomoda”, sin tener autoridad para negociar con los diputados de la oposición, aceptó que la presidenta de la Mesa Directiva, Martha Ávila, abusó de sus facultades, por lo que pidió a panistas y priistas cambiar su “violenta” actitud. Lo que sorprende es que éstos aceptaron la recomendación y dialogaron con la inexperta mujer, sin tener autoridad alguna, salvo ser sobrina de la líder de Morena.
Descubre más desde Donceles Portal
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
