
Pese haber “comprado” a tres diputados locales, Morena y aliados en el Congreso capitalino no lograron obtener la mayoría calificada (de 44 votos) y tuvo que conformarse con mayoría absoluta (34 votos), para aprobar la reforma constitucional que traspasa la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
En su calidad de Constituyente Permanente y tras casi casi tres horas de discusión, donde morenitas, pevemistas y petista dijeron de todo a panistas y priistas, y estos hicieron lo propio, terminaron por avalar dicha minuta que la madrugada de este miércoles les mandó el Senado de la República.

Con 43 votos a favor (de Morena-PT-Verde-PRD) y 19 en contra (de PAN-Movimiento Ciudadano-PRI, la Ciudad de México se convierte en una de las primeras entidades en aprobar dichas reformas, aunque con la sombra de que no fue por unanimidad, además de que el partido oficial tuvo que conformarse con la mayoría absoluta y no la calificada.
Al hablar a favor del dictamen, la coordinadora de Morena, Xóchitl Bravo –hizo gala a su apellido–, pues en su duro discurso destacó que con esta medida el Gobierno federal busca brindar certeza jurídica a la Guardia Nacional, según ella, “para pacificar el territorio nacional, a través de una institución profesional y disciplinada”.
Sin embargo, el panista, Mario Sánchez Flores, le respondió que la ineficiente gestión de la seguridad pública a nivel federal, ha llevado a la militarización del país y a demeritar la labor de los cuerpos policiales, que son capaces, arriesgan su vida y han mantenido la seguridad de la capital; y aseveró que el perfil castrense, es incompatible con la policía que requiere el país.
De igual forma, el vicecoordinador del PAN, Diego Garrido López, indicó que la política de seguridad que pretende realizarse con esta reforma, no atenderá los delitos de inseguridad latentes en la Ciudad de México, tales como secuestros, homicidios, y violencia contra las mujeres, “entiendan, la milicia no está preparada para atender cuestiones civiles; la seguridad pública es diferente a la formación castrense”, destacó.
En respuesta, Jannete Guerrero Maya, del PT, expresó que esta reforma no militariza al país, sino que fortalece el marco legal para realizar labores de inteligencia y garantizar su actuación, “bajo un estricto respeto a los derechos humanos y da certeza jurídica a la participación de los elementos activos en labores para contrarrestar la violencia que afecta a varias regiones del país”, sostuvo.
Mientras tanto, la coordinadora del PRI, Tania Larios Pérez –que también fue contra de este tema–, refirió que se necesita una propuesta seria para integrar un sistema nacional de seguridad sólido, bien coordinado y organizado.
“La minuta que estamos discutiendo, para darle a la Guardia Nacional mando militar, no es más que una consigna. La verdad es que la reforma no plantea una solución real para resolver la inseguridad de la que hoy es presa el pueblo de México. La adscripción de la Guardia Nacional a la Sedena, no hará más que reproducir un modelo que se ha demostrado que no es la respuesta, un modelo sin resultados, una estrategia repleta de abrazos, pero huérfana de contundencia frente al crimen”, sostuvo.
Así, entre oradores que hablaron en favor y otros en contra, lo miso que otros razonaron su voto, se fueron casi tres horas en algo que estaban muy visto, pero la oposición mantuvo su postura para rechazar la minuta, lo cual se fue hasta las 14:22 horas, cuando la presidenta de la Mesa Directiva, Martha Ávila Ventura, ordenó al secretario, Fernando Zárate, de Morena, levantar la votación.
Aún y cuando claramente el secretario dijo que daría un minuto, la votación se prolongó tres. Y todo para que después, una vez cantados los resultados, el morenista Israel Moreno Rivera –hermano del “Nenuco”–, quiso pasarse de listo y pidió consideraran su voto a favor. Sin embargo, la presidenta de la Mesa Directiva le aclaró: “Usted ya votó, diputado”.
Ante ello, Zárate Salgado informó: “Diputada presidenta el resultado es el siguiente: 43 votos a favor, 19 en contra, cero abstenciones. La minuta es aprobada”, lo que provocó gritos de uno y otro bando, aunque la mayoría también en esto se impuso: “¡Es un honor estar con Obrador!” y apenas perceptible los otros, la oposición: “¡Es una vergüenza estar con Obrador!”.
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